Peña Nieto tendrá que voltear para mirar su política interna
Cabos sueltos conjeturan tormenta electoral |
Adolfo Olmedo Muñoz.
A la mitad del camino, los grandes retos para la culminación de los planes de gobierno que se trazó el Presidente Enrique Peña Nieto, no están circunscritos a la reorientación jurídico-administrativa ni la macroeconomía. Todo indica que ahí el cauce es seguro; sin embargo, crecen los ayes en el sobreviviente subconsciente político, pues de manera más que tímida, o timorata, se habla de los posibles conflictos que se pudieran desencadenar en entidades más atrasadas política y socialmente como Oaxaca, Michoacán y Guerre- ro, donde sedicentes maestros amenazan con no permitir la realización de elecciones el próximo 7 de junio, lo cual, de consumarse, desvanecería el castillo de naipes que su “ministerio del interior” (gobernación) ha ido formando, con una “mano” débil, insegura o quizá inepta, pues ya era hora de que Miguel Ángel Osorio Chong hubiese desarticulado aquellos reductos de cínico reto al sistema, y obviamente el reto a un Presidente que, hasta hoy, se ha pasado de tolerante, pues no quisiéramos creer que ha sido por incapaz.
Es cierto, la política o lo que queda de aquella pretendida “ciencia” otrora timbre de orgullo para el debate intelectual, es hoy una “chamba muy prostituida” que parasita en una democracia pervertida que “nada de a muertito” (que conste que no lo dije yo primero) mientras mama de la ubre presupuestal viendo con indiferencia que se le devuelvan sus “derechos políticos” a un vulgar padrote o que se le permita a pequeños caciques lanzarse para reelegirse, alguno ¡hasta por cuarta ocasión!, o el descarado manipuleo de gobernadores “feudales”, y muchos otros casos vergonzantes que hacen ver que la parvedad de argumentos políticos por parte de Gobernación es evidente. No tiene mando en la conformación de una estructura segura de la política interna de nuestro país, por lo que la segunda mitad del sexenio de Peña Nieto, pudieran no sólo ser un infierno, sino la tumba histórica para un hombre tan mediático, como lo es el actual mandatario.
La política ha cambiado mucho, es cierto. Antaño se diría que el Presidente ha terminado su fase de acomodo y sometimiento de las fuerzas que incidieron, en pro y en contra de su elección, para dar paso a la etapa de consolidación no sólo de su equipo de trabajo, sino de la política que como estadista y no un simple “administrador” debiera trazar para el mejor futuro de nuestro país. Hoy más bien se ve al Presidente, en jaque.
Y es que, entre otras cosas, no creo que solamente “con dinero baila el perro”. Van a hacer falta muchos otros argumentos de oficio político, más allá de los 13 mil 216, 8 millones de pesos que lanza el erario público a la jauría partidocrática, en aras de dar la impresión de una civilidad política de primer mundo.
El altísimo costo en la búsqueda de una verdadera democracia, no concuerda con el evidente hartazgo de una sociedad que, se siente, no soporta ya el cinismo de los “partidos patito” creados para el lucro, el tráfico de influencias, el control amañado de sectores de la sociedad, de oportunistas aventureros, saltimbanquis, marome-ros, ganapanes, zánganos, badulaques zafios, pero con un instinto canino para las tranzas, como la mayoría de los panistas.
Veremos qué pasa, durante y luego de las elecciones del 7 de junio, donde, por ejemplo, cambiará de rostro buena parte del poder legislativo Esperamos que una prudente tolerancia no incube la intolerancia que pudiera convertirse en el principio del fin de un sueño de estadista.
¡Ay dolor!
Otro galimatías que se avecina se halla en el juicio que se sigue en contra de la maestra Elba Esther Gordillo, pues el principal testigo de los argumentos de la fiscalía para acusar a la profe- sora del desvío de recursos sindicales (y demás epítetos), falleció. Erick Salvador Rodríguez García, quien se hallaba como testigo protegido, no podrá, desde el más allá, incidir en el “más acá” de Elba Esther.
El caso podríamos comentarlo en otra ocasión, pero con los antecedentes de la maestra, que bamboleaba, al mejor postor, (hasta antes de caer tras las rejas) entre una administración u otra de partido contrario, manipulando al sistema educativo de nuestro país para el beneficio suyo y de sus “preferidos”, podría salir más ponto de lo esperado de la cárcel, para integrarse ¡Ay dolor!, a las “luchas sindicales”.
No le caería nada bien a Emilio Chuayffet y su hasta hoy firme reforma educativa, pero mucho más peligros sería que la profesora, resentida y vengativa como lo es, cambiara de nueva cuenta de vela y se ofreciera (o aceptara) encabezar los movimientos de los”maestros” ¡güevones! de la Coordinadora de la que fue, supuestamente, enemiga.
¡Ay nanita!… si es para dar “mello” de pensar tan solo esa posibilidad o posible escenario, a la mitad del camino.
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